El don del perdon

Creo que todos hemos escuchado la clásica frase de “yo perdono pero no olvido”, y es que olvidar el daño que alguien nos ha hecho es humanamente imposible ¿Cómo pasar por alto algo que nos causa dolor?, ¿Cómo ignorar ese resentimiento que nos carcome por dentro?, quisiera decir que es fácil, pero no lo es, yo aun siendo cristiano he batallado mucho contra el mal que me hacen las personas, sin embargo, perdonar es un reto que no cualquiera puede lograr, pero el que lo logra, gana la batalla más grande que cualquier ser humano pueda enfrentar: la batalla contra su propio ego.

Volvamos a la frase que mencioné, tal frase es una paradoja, no se puede hablar de perdonar si no se olvida; una vez alguien me dijo que el perdón es como un pagare, si le digo a mi deudor “te perdono la deuda” y no rompo el pagare, en cualquier momento puedo exigir que me pague y por lo tanto tal perdón no existe, pero si rompo el pagare, toda deuda está olvidada.

El perdón, así como el amor, son acciones, no palabras.

Gandhi dijo “El cobarde no puede perdonar, el perdón es un atributo de los valientes” y es que ¿Qué es más fácil? ¿Dejarse llevar por la ira por miedo a lo que los demás digan y atacar al que nos ofendió, o hacer un lado nuestro amor propio para que las cosas no pasen a más? Es chistoso, pero cuando arremedemos contra alguien que nos ha hecho daño solo creamos una reacción en cadena que a la larga nos hará más daño. Un sacerdote una vez dijo “La ira y el rencor causan más estragos que aquello que lo ocasiona”

Jesús en su celebre sermón de la montaña comienza el “Padre Nuestro” con “perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos al que nos ofende” (ya hablare mas a detalle sobre esta famosa oración) es algo con lo que Jesús insistió todo el tiempo mientras estuvo entre nosotros, el perdón es un regalo que no cualquiera puede dar, pero cuando lo da, con un solo gesto de perdón genuino contrarresta todos los males que haya hecho en su vida; errar es de humanos, pero perdonar es divino.